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Tras más de cuatro siglos de explotación, el Cerro Rico de Potosí continúa ofreciendo plata, zinc y plomo a las cuarenta y cinco cooperativas de mineros, que trabajan en condiciones infrahumanas similares a las de sus ancestros en los tiempos de la colonia. "El Tío", Señor y Demonio de la Mina, es el amo de sus vetas y los mineros le veneran para ganarse su favor. A cambio deben sacrificar sus pulmones en los oscuros e infinitos túneles de la Montaña. |
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