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En este caso son los ruidos a marcar los ritmos existenciales: las voces, las ramas que se resisten a los cortes de los machetes, el andar cansado culpa de los canastos llevados sobre las cabezas, el progresar monótono del trabajo de la tierra, todo el ceremonial de la elaboración del pan, los toques de la campana, los chicos que juegan a la pelota con una latita y el canto que comienza por las noches. Todo sirve para dar una medida del trabajo de estas mujeres |
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