Estómago

El film plantea un doble juego con el espectador: en un comienzo lo pone en un lugar pasivo, como quien escucha la historia de Raimundo Nonato, pero al final puede hacerle sentir que fue utilizado. Sin prestar consentimiento explícito se convierte en jurado, y para seguir con la terminología jurídica se podría decir que no hubo en Raimundo premeditación ni alevosía, que lo que pasó parecería ser sólo un crimen pasional. Pero cuando el espectador se siente cómodo en este otro lugar, la sorpresa desestabiliza su moral. Estômago reflexiona sobre la voracidad en las conductas humanas, el uso del poder y la condena social. El protagonista no es más que un oprimido, alguien que busca ser parte de algo, tal vez de cualquier cosa que tenga una estructura fija, y aún sin ser pretencioso, no lo consigue.