Retrospectiva

Jorge Denti

Al compás de la revuelta Jorge Denti más allá del cine y la televisión

 

Como meritorio de un spaghetti western o protagonizando algún film vanguardista; entre la bohemia porteña, París del 68, el underground londinense, la contracultura comunal del Trastevere; cerca de Medio Oriente, la Guinea de Amílcar Cabral, el cine político en Pesaro, la Argentina del 73, la Revolución Sandinista o el Festival de La Habana. Jorge Denti estuvo allí, transitó cada uno de esos sitios hasta la extinción de la larga década de la revuelta. Y después, en su exilio mexicano, tampoco dejó de moverse.
Aunque recién en los últimos años sus trabajos encuentran una cierta circulación pública en la Argentina -como la serie Los Argenmex que en estos días emite el Canal Encuentro-, su trayectoria se remonta a una experiencia juvenil sesentista en la que atravesó con la misma vitalidad los espacios contraculturales, de nueva subjetividad, así como aquellos más imbuidos de la radicalización tercermundista como Cuba y Vietnam.
El año 68 lo encuentra en París, dónde participa junto con tantos otros -como sus amigos Copi, Cortázar, Seguí, G. Martínez- de la larga ocupación de la casa Argentina, y se zambulle en la telaraña de experimentación artística e intervención política propia del período. De ahí, la precipitada salida de Francia hacia Londres, el Arts Laboratory y la Red and Black Productions creada junto a Jorge Giannoni para fotografiar y filmar el movimiento de protesta en Inglaterra. Con éste, a quien había reencontrado en los días de Mayo en París, Denti comparte la vida comunal del Trastevere romano y participa en Londres como actor destacado de Molotov Party, la mítica y delirante creación experimental de su amigo. Casi al mismo tiempo ambos viajan a filmar la causa Palestina en Beirut, Siria y Jordania; editan estos registros (Palestina, otro Vietnam, 1971) así como otros (Bolivia, el tiempo de los generales, 1972) en Roma, en la pequeña productora San Diego, creada por un radicalizado Renzo Rossellini y sostenida por su padre, el maestro Roberto. Allí mismo, donde también se compaginaron los noticieros argelinos, es donde crean el C3M: Colletivo Cinema del Terzo Mondo.
Denti persigue a los acontecimientos, a la Historia. Actúa, filma, edita pero también sueña: la película sobre el África Negra, la gira del Living Theatre por América Latina, el viejo anhelo de la carpa cinematográfica por todo el continente.
1973 significa el retorno a la Argentina; lo conversa con Raymundo Gleyzer en el Festival de Pesaro (Italia) en septiembre, dónde se conocen y se “empatan”. De algún modo es un regreso que introduce al C3M en el naciente Cine de la Base, fundado por Gleyzer, Álvaro Melián, Nerio Barberis y Juana Sapire. Finalizada Los traidores (Raymundo Gleyzer, 1972), Jorge participará de la difusión del film y colaborará con la edición y algunos registros de Me matan si no trabajo y si trabajo me matan (Raymundo Gleyzer, 1974). En esa breve etapa hasta el golpe militar -un período de proyectos inconclusos o tal vez perdidos (como Bandidos como Jesús)-, Denti participará con Giannoni en la creación de la Cinemateca del Instituto del Tercer Mundo de la UBA, dirigido por Saad Chedid, y estrechará su amistad con Gleyzer, al compartir el sueño de viajar juntos a Vietnam. De hecho, es en su propio departamento donde Raymundo se hospeda en los días previos a la “desaparición forzada” el 27 de mayo del 76, el mismo día del cumpleaños de Jorge.
Ese hecho marca un punto de inflexión. Poco después, en Perú, realiza con urgencia Las AAA son las tres armas (1977), que se inserta en la campaña de denuncia internacional contra la dictadura argentina. Instalado en México, promueve junto a Nerio Barberis, Humberto Ríos y otros, la campaña por la aparición con vida de Gleyzer. Durante varios años sigue firmando sus trabajos, personales o colectivos, como Cine de la Base, un modo de homenaje pero también de mantener las esperanzas. Y es así, permaneciendo alerta, como pronto encuentra en el proceso nicaragüense la llama que las dictaduras habían apagado al arrasar con el Cono Sur. Junto a otros cineastas ingresa poco antes de la victoria por las montañas del norte, aquéllas que cabalgó Sandino mucho antes; filma las acciones hasta la entrada en Managua en julio de 1979 y, luego, el desafío de los primeros pasos.
Denti estuvo allí, viviendo y aportando su granito de arena. Con un cine de agitación y luego de denuncia, con otro que en los años ochenta observó la salida de la dictadura y criticó los límites de la “transición” argentina y otro más que apostó a la construcción de algo nuevo. Luego, afincado en el medio televisivo mexicano como director en Video-Tepoztlán y en CNI CANAL 40 durante la década del noventa o como productor independiente desde su propia Televisión de América Latina (TVAL Producciones) hasta la actualidad. Pero siempre realizando ese extenso trabajo de rescate de historias olvidadas, de figuras a veces destacadas o a veces perdidas, de su entrañable continente.

 

Mariano Mestman
CONICET

 

 


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